lunes, 28 de mayo de 2012

El caminante muerto

Sí, en parte el título de esta entrada esta inspirada en la serie The Walking Dead, personalmente estoy encantada con la trama (es mi primer contacto con zombies) pero me ha dejado mucho que pensar y que compartir.

Todos saben que habla sobre un apocalipsis zombie. Ese mundo, casi todos están muertos, los "caminantes" solo reaccionan a lo más básico de su cuerpo, es decir, pueden caminar, comer y atacar, pero la parte de su cerebro que los hace humanos ha muerto completamente. Lo que me conduce a lo siguiente.

 Sí un zombie actúa por necesidades básicas, ¿no es lo mismo que hacemos nosotros cuando nos enajenamos en nuestro mundo?. Despertar, bañarse (algunos), desayunar, ir a la escuela/trabajar, regresar, tarea, dormir... la rutina de nuestras vidas. ¿No es eso, lo humano, lo que dejamos morir día a día.? A veces sí, a veces no, a veces no importa y otras veces despertamos. La monotonía es la que acompaña nuestros días, romper ese ciclo, requiere más voluntad de la que pensamos.

No hace falta ser un zombie para dañar a alguien más, no necesitamos morder su cuerpo, comer sus entrañas... es suficiente con una palabra, con una acción, con las promesas rotas, con una mentira, con la malicia que caracteriza la razón, ese lado oscuro que existe en nosotros. No hace falta un virus para perder la humanidad de nuestro ser, basta olvidar que existe tal para cometer tantos y tantos horrores. Basta dejar de creer en uno mismo, basta no ayudar, basta decir lo que más hiere, basta simplemente un arrebato, una molestia, un momento para convertirte en eso, un caminante, con un hambre voraz, decidido a arrasar todo lo que se encuentre en tu camino, basta simplemente dejarse llevar.

Tampoco hace falta un arma para destruirte, ni un golpe, ni una flecha, porque al contrario del zombie, tu también te destruyes. No hace falta cortarte las piernas para que te arrastres, lo harás por tu propio peso.  Alguna vez tu has sido uno. Has hecho sufrir, has roto un alma, has propagado tu letal virus. Y también hieres con tu indiferencia, con tu cero voluntad para hacer algo. Pero...

 La cura se encuentra también en ti. Despertar, dejar de caminar para empezar a razonar no resulta sencillo, pero tampoco es una tarea fácil. Cada uno de nosotros ha sufrido lo que le ha correspondido, hemos decidido que hacer fuese lo correcto o lo más sencillo; nos hemos detenido para pensar por un momento que no estamos solos. Recordamos, que existe un mundo donde quizá en el nuestro eso que tanto nos ha lastimado fue lo más grave y en comparación con el mundo físico no es más que un simple rasguño.

Es completamente válido ser egoístas por un tiempo y pensar solo en nosotros. Completamente cierto resulta que nacemos solos y morimos solos pero ello no indica que nuestro paso por el mundo tengamos que vivir solos, rodearse de algunas personas puede enseñarnos más de cosas que pretendemos conocer pero realmente no las hemos vivido. Salir un poco de la burbuja emocional para darte cuenta que el mundo es inmenso y que estamos expuestos a todo, sea bueno o malo, será para seguir andando. Debes seguir caminando con la única diferencia que tu caminata esta rodeada de razón, de fuertes latidos de corazón y manos dispuestas a no dejarte vencer.

No dejes de vivir, por muy cansado que a veces resulte.


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