viernes, 1 de julio de 2016

Emprender

Escribir sobre mi primer proyecto me resulta emocionante, quizá por la adrenalina de la semana o los cambios que ha traído. Lo cierto es que, los caminos de la vida, no son lo que yo pensaba...

Si llegará alguien y me preguntará ¿habías imaginado que algo así surgiría? ciertamente le hubiera dicho que no. Y no porque la idea fuese mala, sino que constantemente he rechazado la inclinación de dedicarme en totalidad a la docencia, como también había dicho que no trabajaría en el sector público, o como actualmente digo que no sería feliz siendo godinez. 

Resumiendo todas mis negaciones y las vueltas que da la vida para terminar donde "se supone" que no quería estar, hace unos meses, el 24 de diciembre para ser exacta, íbamos mi hermano y yo caminando por la acera, de la mano... hacia el Walmart, cuando se me ocurrió la maravillosa idea de abrir una escuela de idiomas. Uno pensaría dos cosas con ello, la primera sería; ¿escuela de idiomas, pero no hay muchas ya? y la segunda ¡qué bien! hacía falta. Yo pensé en la segunda, no sólo por el hecho de que sí hacia falta una escuela de idiomas, sino que nosotros haríamos la diferencia. Nuestra escuela sería exclusivamente de idiomas asiáticos. Sí, nosotros aprendimos (aprendemos aún) idiomas asiáticos, mi hermano el japonés y yo chino mandarín y coreano. 

Aquí cabe mencionar porque nuestra escuela es la diferencia; vivimos en un municipio de pirotecnia, donde en los alrededores no existe ni una sola escuela que enseñé chino, japonés y coreano juntos. Hay clases de japonés a dos municipios, de coreano y chino en otro municipio, pero no en el mismo lugar. Entonces, nosotros juntamos los tres en un sólo lugar y pum ya la hicimos. Yo no fui tan ingenua para creer que inmediatamente tendríamos alumnos por montón, rogando por nuestras clases, pero he de reconocer que tampoco se me paso por la cabeza todo lo que conlleva abrir una escuela y ponerla en marcha. 

Mi hermano y yo quedamos en llevarla a cabo, pero así como las promesas de fin de año se acaban en la primera semana de enero, nuestra idea se fue perdiendo en las idas y venidas de la vida misma. Aunque existía el comentario de nuestra madre, que preguntaba cuándo sería el día que pondríamos en marcha nuestro plan, la cosa no llegó a ningún lado...

Hasta que apareció mi amiga/vecina quién nos dio el empuje para materializar aquella idea. 

Anteriormente, le había comentado nuestra idea, y ella se había unido al plan con la intención de enseñar inglés, y no fue hasta el mes de abril cuando apareció en nuestra casa anunciando que contaba con un local disponible y lo ponía a nuestra disposición para llevar a cabo la escuela. Claro que nos sorprendimos, no estábamos preparados, pero ¿quién realmente lo está? Uno va por la vida generando ideas, y casi siempre buscando caminos para hacerlas realidad, nosotros no íbamos de esa forma. La puerta se abrió sola y decidimos entrar con lo mejor que teníamos. 

Pobres ilusos nosotros... nos tocó mucho por aprender, pero ese material será para otra entrada, por el momento me gustaría saber qué ideas han llevado a cabo y cómo lo han manejado.


No hay comentarios: